casa del centro 2

Platicaron todos en familia acerca de la experiencia que habían vivido, llegaron a la conclusión de que necesitaban ayuda, la madre de la amiga de Elsa, que había visto al fantasma del balcón, tenía una conocida que hacia sesiones espiritistas, le llamaron y le pidieron que las ayudara, ésta sin pensarlo dos veces llamó a su amiga, que se encontraba en Washington, Estados Unidos realizando conferencias del tema, quedando con ella que a su regreso las visitaría.

Regresaron a su casa con temor y se dieron cuenta que la puerta del balcón se encontraba abierta, revisaron si alguien la forzó para entrar a robar, pero no les faltó nada de sus pertenencias y la puerta no fue forzada, guardaron la calma y dirigieron a la sala, en donde encontraron una invitación para una fiesta infantil en la mesita del teléfono, se preguntaron entre sí quién la había recibido, pero ninguna de ellas la había dejado allí.

Terminando de comer, recibieron la llamada de la mamá de la niña que cumpliría años, preguntando si recibieron la invitación, Verónica le contestó que la habían encontrado en la mesita del teléfono, ella le contestó que amablemente su hermano Alejandro la había recibido que le había contado lo que le sucedió a su carro y que le dijo que todas estaban en casa de su hermano.

Quedando sin palabras, Verónica le pidió que le describiera cómo era su hermano, ésta le explicó que estaba en el balcón y que enseguida bajó y le abrió la reja para que entrara al porche y ahí fue que le platicó, que era un señor alto, blanco, con ropa y sombrero color negro, muy amable indicó la señora, preguntó si había algún problema, que si se encontraban bien, le contestó Verónica que todo estaba bien, que no se preocupara.

Al colgar el teléfono, les contó a la familia lo que le había mencionado la señora, de pronto llegó su vecino y en tono no muy amable, les dijo que le dijeran a su hermano que fue la primera y la última vez que platicaba con su esposa, que no porque tuvieran el balcón de frente se podía tomar esas confianzas, ellas sin entender lo que su vecino les decía, le pidieron que les explicara qué pasó, que no entendían, éste se tranquilizó y les contó que su hermano, por la noche, le llamó a su esposa por el balcón, ya que ésta se encontraba regando las plantas que ahí tenía, y que estuvo platicando con ella largo rato, contándole lo de su carro y que ellas no se encontraban en casa.

Pidieron al señor una disculpa, pero no le contaron lo que les estaba sucediendo, ya que no querían alarmar a sus vecinos, confundidas por lo que había pasado. Era domingo y por la tarde recibieron a su familia para una carne asada, estuvieron todos reunidos en la planta baja, hasta que  Marisa la nieta que ahí vivía, les pidió a sus primas la acompañaran al cuarto a ver la televisión, éstas lo hicieron, la familia se encontraba tranquila ya que estaban todos reunidos, ya estando a punto de cenar y llamar a las jovencitas que estaban en la planta alta, éstas se percataron que una de las mecedoras que estaban en la habitación se movió, viéndose entre ellas sin poder creer lo que ocurría y de pronto vieron que la otra mecedora también lo hizo, atravesándose en la puerta, viendo la sombra de un señor con sombrero en la cortina de una de las ventana, apagándose y prendiéndose la televisión sin parar, los gritos y la histeria se apoderaron de las jóvenes.

De inmediato llegaron los padres de éstas hasta la habitación, movieron lo más rápido que pudieron las mecedoras para entrar a la habitación que se encontraba en penumbras, bajaron con una de las jovencitas desmayada, trataron de reanimarla pero ésta tardó en recuperarse, entre llanto y gritos, explicaron de lo sucedido, los hijos de la señora querían que la casa fuera abandonada inmediatamente.

Llamaron a un sacerdote amigo de la familia, con el que platicaron de lo sucedido, él les explicó que como existía el bien, el mal también estaba presente, hizo un recorrido por la casa esparciendo agua vendida y rezó por la toda la casa. Pidió a los otros miembros de la familia que se retirarán a descansar, que las cosas estarían mejor, que lo primordial era mantener la calma y que no se dejarán llevar por la histeria colectiva.

Así fue, la noche estuvo tranquila y pudieron descansar después de varios días. Al mediodía siguiente las tías se habían ido a trabajar como de costumbre, quedándose en casa la abuela, su hija y sus nietos, recibieron la llamada de la espiritista, quien les dijo que la sesión sería en una semana, que necesitaba estuvieran todos los que vivían en la casa y si era posible los dos hijos que se habían deshecho de las sandalias, les pidió que se prepararan ya que sería algo muy desgastante pero les garantizó que todo se resolvería.

La sesión espiritista les revelaría grandes secretos.

Continuará…..

Laurita Garza
@LauritaGarzaCom

@RegiandoCom