Pasaron dos días sin ninguna manifestación del fantasma, la familia ya se encontraba tranquila, pero no se confiaron, estuvieron alerta para no ser sorprendidas.
Al día siguiente regresaron de hacer el super, la familia empezó a preparar la comida, cuando Marisa la nieta de la señora recibió la visita de una compañera del colegio, ya que estaban de vacaciones y la venía a invitar a pasar el fin de semana en su rancho, estuvieron platicando en la sala solas, cuando su amiga le preguntó quién era el señor que estaba en el porche, Marisa mantuvo la calma y le pidió a su amiga que se retirara, que después terminaban de ponerse de acuerdo. Acompañó a su amiga, volteando lentamente al balcón, observó como la puerta estaba entre abierta, de inmediato informó a su abuela lo acontecido.
Juntas fueron a la planta alta y cerraron nuevamente el balcón, cuando por primera vez oyeron una voz masculina que les dijo “No podrán robar mi tesoro, quiero que estén conmigo”, de inmediato bajaron, no comprendieron lo que oyeron, de qué tesoro habló y de quién, el día terminó sin más acontecimientos.
La señora Morán, espiritista llamó para informarles que si querían la sesión se podía adelantar, que había estado investigando acerca de la casa y de las personas que ahí vivieron, ni si siquiera lo pensaron, aceptaron y la cita se hizó para el día siguiente.
Llegaron todos los familiares que les indicó la espiritista, se mantuvieron en calma y siguieron las instrucciones que les dio, se preparó la mesa del comedor con un mantel largo, tres velas, incienso, imágenes religiosas, también pidió alcohol y que llamarán a un médico, la señora Morán les indicó que se invocaría con mucho respeto a la espíritu de la persona que se manifestó, que había algo que no les había dicho y era que ella establecería la comunicación pero que manifestaría a través de ruidos, movimientos de objetos y posiblemente si era un espíritu viejo con muchos años en pena, podría apoderarse de un cuerpo de los presentes para pedir lo que quería.
Decidieron que la abuela no participaría y por supuesto el niño tampoco, se quedaron en la sala, y les pidió que por ningún motivo fueran al comedor, todos nerviosos y con miedo esperaron las instrucciones para iniciar la sesión.
Inició la sesión, pidiendo que se tomaran de las manos para formar un circulo, pidió que respiraran profundamente para que se relajaran, iniciando la espiritista con una serie de rezos y rituales, estuvieron atentos a las instrucciones que les dio. Ella estuvo en trance por varios minutos, cuando se observó que las cortinas comenzaron a moverse y se oyeron ruidos fuertes en la planta alta, como si cayeran cadenas, la señora empezó a llamar al espíritu, le pidió que se manifestara por medio de ella, recibió un extraño ruido bajo la mesa, Marisa de pronto les informó que estaba mareada, que sentía escalofríos, la señora les pidió que no se rompiera el círculo, que la jovencita era la elegida, de pronto la espiritista le pidió a su ayudante estuviera pendiente de Marisa.
La joven entró en trance con la cabeza mirando al suelo, cuando se incorporó se le vieron los ojos en blanco, volteó hacia la espiritista, ella le preguntó que si necesitaba ayuda de la familia, contestó pausadamente con voz fuerte, “Quiero que se marchen de aquí, quiero mi dinero, quiero a Victoria mi esposa”, le preguntó que dónde estaba su esposa, a lo que le contestó que había muerto y que su espíritu había reencarnado en Marisa, que no se podía ir sin ella.
Todos se encontraban sin entender lo que pasaba, Marisa se levantó rompiendo el círculo, caminando en trance por las escaleras, todos se asustaron, no sabían que hacer, la señora Morán les indicó que tenía que despertar a la joven que usualmente esto no sucedía, tomando a la joven de la mano, deteniendo su paso, cuando de pronto se desmayó, pidieron la ayuda del médico, que la revisó y recomendó reposo, que su corazón estaba acelerado, se acercó a ella la espiritista orando por su espíritu.
La familia se mantuvo sin intervenir, dejaron al médico y a la médium trabajar con la joven, cuando de pronto se escuchó un lamento pidiendo el alma de la joven, la espiritista pidió a la familia abandonan inmediatamente la casa, que ella y su ayudante se quedarían a seguir trabajando con el espíritu, pidió que un miembro de la familia se quedara.
Entre rezos y rituales que practicó la espiritista en la planta alta, pasaron cuatro horas, bajó para explicarle a Alejandro que en la casa había sido enterrado malherido un señor llamado Manuel, por los hermanos de su esposa, que querían su dinero, que él había enterrado las monedas de oro en la pared del cuarto de atrás, que su esposa por el pesar de no saber nada de él, pensando que había sido abandonada, quedándose con deudas y olvidada por sus hijos, murió.
Alejandro le preguntó qué se podía hacer, ella le contestó que ya no podía intervenir más, que la joven estaba segura si ya no regresaba a la casa, que tomaran la decisión que fuera pertinente, que el alma de Manuel no descansaría hasta ser enterrado y que el dinero que se encontraba ahí, si lo encontraban, traería desgracias.
La casa permaneció sola por espacio de tres días, la familia se fue a quedar a casa de uno de los hijos, platicaron con el médico dueño de la casa, que por supuesto no los tomó enserio y ya no lo intentaron más, platicando con un buen amigo de la familia, éste les indicó que cuando dejaran la casa, se la compraría al doctor.
Así fue, la casa se vendió a Juan, que trabajaba en el Gobierno, encontró los restos con de Manuel, les dio sepultura y encontró una fortuna en monedas de oro, que ofreció compartir con Elsa que era su amiga, claro que no aceptó ya que la espiritistas les había dicho que el dinero traería desgracias, al doctor al que le fue comprada la casa, se le dio parte del dinero, muriendo pocos meses después por causas inexplicables, Juan se casó y fue engañado por su esposa, quien lo despojó de toda su fortuna.
Por su parte la familia de Elsa, sufrió la terrible perdida de Marisa, quien sufrió un infarto fulminante tras dos años de constantes pesadillas en donde contaba que no podía de dejar de ver a Manuel pidiéndole que lo acompañara.
Laurita Garza
@LauritaGarzaCom