MTYLa violencia sigue en Nuevo León, sin embargo es justo mencionar que ya no ocurren tantas cosas como hace unos meses, debemos alegrarnos porque podemos observar que hay un poco más de tranquilidad, supuestamente.

Platicaba con una amiga psicóloga, me comentaba que le ha sorprendido que en últimas fechas incrementaron sus pacientes menores de edad. Ella atiende a muchos niños entre 6 y 13 años de edad, la mayoría tienen algo en común: dicen que no tienen paz.

Podemos pensar erróneamente que la violencia solo nos ha afectado a los adultos, pero los niños también son frágiles ante la situación, y son los más afectados, porque ellos están creciendo en éstos tiempos de guerra, en un futuro podremos ver los resultados.

Ya lo había comentado hace unas semanas, debemos cuidar a los niños, pero no decirlo nada más, es urgente hacer algo para procurar que la situación no les afecte tanto.

Muchas veces nosotros como adultos estamos tan cansados de lo que se está viviendo, preocupados por cuidarnos y llegar con bien a casa, con esas cosas descuidamos y nos olvidamos.

Los niños están presentes cuando hablamos de la balacera, del conocido que fue secuestrado, del asalto que le pasó a nuestro amigo, etcétera. Escuchan y ven cosas que nosotros a su edad ni escuchábamos ni veíamos.

Ellos están presentes cuando estamos en la sala viendo las noticias, donde presentan la nota roja, imágenes sangrientas adornadas con palabras claves en la narcoviolencia: descuartizado, destazado, ejecutado, baleado, levantado,torturado, maniatado, narcomanta, narcomensaje, etcétera.

Nosotros no tenemos la culpa de lo que está pasando, pero ellos, los niños, mucho menos. Eviten que sus hijos escuchen o vean cosas relacionadas con la violencia, sí se puede, no lo dejen por flojera o costumbre.

Observen nuestro caso: aunque los niveles de violencia han bajado, nosotros como sociedad aún tenemos miedo, no sabemos cuánto tiempo va a pasar para poder salir a la calle sin tener que estarnos cuidarnos de alguna situación de riesgo. Nosotros somos adultos y se supone que podemos comprender lo que estamos pasando, aún así tardamos en recuperarnos pero ¿los niños?, nos toca cuidarlos.

Ana Rent